Este volumen presenta, en cuidada y doble edición (autógrafo y transcripción en limpio), lo que el poeta calificó como «mi primer libro completo», mixto de prosa y verso. En 1925 Prados se lo hacía llegar a Juan Ramón Jiménez, maestro suyo y de su generación.
Afirmaba Prados en una de sus cartas: «No tengo torre de marfil; al revés, he hecho que mi torre sea un prisma y en él recojo reflejos y colores, que barajo a mi manera». Bien valdría esta frase como aproximación a su Mosaico, poema-libro que se muestra y entrelaza en un laberinto de estampas, espejos y reflejos. En esta meditación sobre el tiempo en la que el tiempo se anula, Prados, «tesorero de sueños», labra y anuncia su gran poesía meditativa, una de las cumbres de la expresión lírica de este siglo.
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