Las implicaciones sociales de películas como “El asesinato del duque de Guise”, de 1908, y del film de una hora de duración “Los amores”, dirigido por Henri Desfontaines y Luis Mercanton en Francia en 1919, que presentaba a la estrella del teatro Sarah Bernhardt y que fue importada en los Estados Unidos por Adolph Zukor, fueron considerables. El cine había abierto sus puertas a nuevas audiencias de buena posición social y económica, que demandaban películas más sofisticadas y refinadas que las que se podían ver en los nickelodeons, los pequeños teatros de variedades, las ferias ambulantes y las trastiendas, que habían sido hasta entonces los lugares de exhibición del cine.
Este nuevo público quería ver además asuntos de más enjundia, y el cine se los daría. En el transcurso de una generación, se construirían lujosas salas de cine donde la gente corriente se podía sentir como la realeza por una noche y donde el cine se convirtió en un medio de contemplación a la vez que una sensación.
La película “El asesinato del duque de Guise” puede parecer estática en la actualidad, pero en su tiempo, su fotografía y puesta en escena abrieron nuevos horizontes. La cámara está situada a la altura de la cintura, en una época en que la norma universalmente aceptada era que estuviese a la altura del hombro. En algunas escenas se puede ver a algunos actores de espaldas a la cámara o de perfil, esto era también totalmente nuevo. La mayoría de las películas hasta entonces habían sido frontales y la acción transcurría de cara al espectador.
Las implicaciones de este “mirar hacia dentro” fueron amplias. Si los espectadores quisieran ver el rostro de los actores que se encontraban de espaldas, la cámara tendría que haberse situada en el medio de la escena y haberse girado hacia el espectador y esos actores. Tendrían que pasar otros cuatro años hasta que esta técnica, el rodaje en ángulo inverso, empezara a ser utilizada.
Este nuevo público quería ver además asuntos de más enjundia, y el cine se los daría. En el transcurso de una generación, se construirían lujosas salas de cine donde la gente corriente se podía sentir como la realeza por una noche y donde el cine se convirtió en un medio de contemplación a la vez que una sensación.
La película “El asesinato del duque de Guise” puede parecer estática en la actualidad, pero en su tiempo, su fotografía y puesta en escena abrieron nuevos horizontes. La cámara está situada a la altura de la cintura, en una época en que la norma universalmente aceptada era que estuviese a la altura del hombro. En algunas escenas se puede ver a algunos actores de espaldas a la cámara o de perfil, esto era también totalmente nuevo. La mayoría de las películas hasta entonces habían sido frontales y la acción transcurría de cara al espectador.
Las implicaciones de este “mirar hacia dentro” fueron amplias. Si los espectadores quisieran ver el rostro de los actores que se encontraban de espaldas, la cámara tendría que haberse situada en el medio de la escena y haberse girado hacia el espectador y esos actores. Tendrían que pasar otros cuatro años hasta que esta técnica, el rodaje en ángulo inverso, empezara a ser utilizada.
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