Con las innovaciones que hemos descrito en capítulos anteriores de nuestra historia del cine, el cine teatral va dando paso al cine de acción, y las escenas que semejan un retablo comenzaron a estar pasadas de moda.
Esta evolución conduce a directores como David Wark Griffith y continuaría en todo el cine narrativo realizado hasta hoy. La continuidad temporal lograda por medio del montaje condujo a la realización de películas cada vez más largas. El primer largometraje propiamente dicho fue “La verdadera historia de la banda de Kelly”, realizada curiosamente en Australia por el director John Tait, en 1906.
Un año más tarde, se introdujo una nueva innovación. El film “El caballo desbocado”, de Charles Pathé, tomó buena nota del montaje alternante de “La vida de un bombero americano”, de Edwin Porter, y lo llevó aún más allá. En este nuevo film, un caballo inquieto fuera de una casa, comienza a destrozar todo lo que hay a su alrededor, mientras que dentro de la casa, su dueño pasa el tiempo sin darse cuenta de lo que sucede fuera. Paté entremezcló las escenas del exterior y del interior como Porter había hecho anteriormente, pero en vez de utilizar el montaje continuo de este último, realizó un montaje paralelo, que será el origen de la forma de expresar el mientras tanto en el cine, la forma en que los realizadores cinematográficos contrastan diferentes sucesos que ocurren al mismo tiempo, acrecentando la tensión o haciendo avanzar dos historias de modo concurrente.
Esta técnica fue utilizada brillantemente por Alfred Hitchcock en su película “Extraños en un tren”, de 1951, mediante la intercalación de un personaje jugando tranquilamente al tenis con otro que trata de incriminarle colocando pruebas falsas en la escena de un asesinato. Igualmente, la famosa película “El silencio de los corderos”, de 1990, jugó con las convenciones del montaje paralelo sugiriendo una congruencia del argumento que estaba en contradicción con la narración.
El año 1908 vio aún más aportaciones al repertorio de trucos del cine. Las sombras comenzaron a utilizarse en la iluminación de las películas para dar más profundidad a la imagen cinematográfica.
En la película norteamericana “Un niño yídish”, un hombre envuelto en una pelea callejera recuerda un suceso que tuvo lugar 25 años antes. Esta aparición de la memoria es el primer flashback documentado por los historiadores del cine.
En el mismo año, André Calmettes y Charles le Bargy dirigieron “El asesinato del duque de Guise”, para la compañía francesa Film d’Art. Aunque no era la primera compañía cinematográfica que se dedicaba a adaptar novelas y obras de teatro para la pantalla, su cine dirigido conscientemente a una audiencia culta, que estaba más habituada a asistir al teatro, estaba mejor comercializado y tenía más éxito que el de las otras compañías.
Las llamadas películas de patrimonio cultural realizadas por Merchant Ivory en Gran Bretaña durante las décadas de 1980 y 1990 son las herederas del film “El asesinato del duque de Guise”, frecuentemente derivadas de la literatura y haciendo énfasis en la dicción, el diseño de los escenarios y los matices verbales.
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