Novelista, poeta y crítico ruso. Hijo de un profesor de matemáticas moscovita, después de haber realizado sus estudios medios en un ilustre instituto, ya presa de amor por la poesía más que por las matemáticas y la filosofía, obtuvo la licenciatura en la Universidad de Moscú en Ciencias y Filosofía.
Se unió a los simbolistas a los veinte años; escribió poemas y novelas que provocaron conmoción entre 1903 y 1917. En obras de prosa poética (Sinfonías, 1904-1908) mostraba su entusiasmo por el advenimiento de una nueva era mística. Al mismo tiempo publicó su primer libro de versos, Oro sobre azul (1904), influido estéticamente por el simbolismo modernista e ideológicamente por el pensamiento de Nietzsche.
Fue fiel y militante dentro de muchas tendencias. Discípulo de Soloviev y amigo de Blok, comenzó siendo místico, más tarde se mostró firme populista y simpatizante de la Revolución, hasta que sufrió la gran desilusión que siguió al fracaso de aquélla; actuó como protector de los futuristas, en 1913 se convirtió en discípulo del antroposofista Rudolf Steiner en Suiza y los comunistas lo consideraron "simbolista reaccionario" pero lo declararon marxista en 1930, aunque su materialismo dialéctico unido a la iluminación de Steiner le daban una calidad bastante peculiar.
La mayor parte de su obra poética esta construida con el carácter de una composición musical. Todas sus inflexiones y tonalidades, sus aliteraciones, sus retardos y aceleraciones de ritmos, sus efectos auditivos, no son simples ardides de virtuoso, sino experimentos deliberadamente poéticos apoyados por un amplio trasfondo auditivo. Sus trabajos de análisis formal de la obra de otros poetas rusos y sus tratados sobre distintos problemas estéticos poseen un claro valor literario.
Aún más importante es su tentativa de establecer una conexión entre los simbolistas y la tradición literaria rusa del siglo XX. Afirmó que, en poesía, los simbolistas eran los herederos de Lermontov, Nekrasov, Tiutchev y Fet, y que, en prosa, lo eran de Gógol, Dostoievski y Chejov. En sus propios poemas cultivó los problemas de la Revolución y el liberalismo que, hasta entonces, parecían prerrogativas del realismo crítico.
En la novela El palomo de plata (Serebriannij Golub, 1910), relató el asesinato de un intelectual a manos de los miembros de una secta orgiástica. La descripción de la tosca secta de los viejos creyentes le dio oportunidad de enfatizar la dualidad de la cultura rusa y la grieta existente entre la sociedad educada y las masas populares. La obra que siguió, Petrogrado (Peterburg, 1913-16), va todavía más lejos en la interpretación política de los problemas nacionales. Siguiendo pautas marcadamente expresionistas, presentaba el asesinato de un burócrata abatido por su hijo anarquista. Tanto los revolucionarios como los burócratas formaban un mundo que se desplomaba, una cultura ilusoria. La espectral capital de agua y granito estaba condenada a desaparecer en la oscuridad y la inexistencia, mientras el reino del Espíritu era la promesa para el futuro.
La sorprendente composición de esta novela, que mezcla deliberadamente lo real, lo simbólico y lo ideológico, la unidad sinfónica de sus partes fragmentarias, la combinación de fantasía y de observación y la extraordinaria riqueza lingüística en cuanto al vocabulario y la sintaxis (a menudo excéntrica y cambiante, a veces pretenciosa, esotérica e irritante) hacen de Petrogrado una de las novelas rusas más importantes del siglo XX .En la novela El palomo de plata (Serebriannij Golub, 1910), relató el asesinato de un intelectual a manos de los miembros de una secta orgiástica. La descripción de la tosca secta de los viejos creyentes le dio oportunidad de enfatizar la dualidad de la cultura rusa y la grieta existente entre la sociedad educada y las masas populares. La obra que siguió, Petrogrado (Peterburg, 1913-16), va todavía más lejos en la interpretación política de los problemas nacionales. Siguiendo pautas marcadamente expresionistas, presentaba el asesinato de un burócrata abatido por su hijo anarquista. Tanto los revolucionarios como los burócratas formaban un mundo que se desplomaba, una cultura ilusoria. La espectral capital de agua y granito estaba condenada a desaparecer en la oscuridad y la inexistencia, mientras el reino del Espíritu era la promesa para el futuro.
Las últimas obras de Biely (Kotik Letaev, Moscú, Máscaras) no son menos significativas en los aspectos lingüísticos y poéticos. Este escritor enigmático y desconcertante actuó como promotor de una revolución estilística y de la "poetización de la prosa". Fue para Rusia lo que fueron Joyce y Proust en Occidente en la década de los veinte. Introdujo una nueva era, cuyo desarrollo fue interrumpido por la Revolución.
(Extraído de: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/belyj.htm)
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