El cambio de siglo, con la entrada del siglo XX, marcó el inicio de más novedades en el mundo del cine. George Albert Smith, en su cortometraje “Let me dream again”, déjame soñar otra vez, utilizó lo que quizás sea el primer ejemplo de desenfocado, una toma en la que el cañón de la lente de la cámara es girado de modo que la imagen se va desenfocando gradualmente. En esta película, Smith desenfocaba la escena en la que un hombre está besando a una joven y bella mujer, y pegó justo a continuación una transición inversa, en la que la imagen siguiente se va haciendo cada vez más nítida hasta que se puede ver al mismo hombre besando a su mujer, mucho menos atractiva que la primera. En este caso, se trataba de un chiste con poca gracia, pero esta técnica seguiría siendo utilizada a partir de entonces para indicar que lo mostrado forma parte de un sueño. De hecho, este efecto sigue siendo hoy en día el más utilizado para este fin tanto en el cine como en las series de televisión.
En el mismo año 1900, George Albert Smith fue también el primero en introducir otra innovación cinematográfica, el primer plano, en su película “Grandma’s Reading glasses”, las gafas de leer de la abuela. La cinta de este cortometraje se ha perdido, pero se conserva su descripción en un catálogo de rollos cinematográficos, en el que se dice que un niño utiliza las gafas de su abuela para ver los objetos de una habitación a un enorme tamaño. Estas imágenes, proyectadas en una sala de cine, hacían ver a los espectadores objetos cotidianos a un tamaño nunca antes visto, por lo que podemos imaginar el impacto que para ellos supuso, en una época en que el cine acababa de nacer. Hoy en día, ya no nos sorprenden, pues nos hemos habituado a ellas.
Sin embargo, la película “Grandma’s Reading glasses” no presenta un ejemplo puro de un primer plano. Como ocurría con otras imágenes que simulaban estar tomadas a través de un ojo de cerradura o de un telescopio en otras películas del cine primigenio que utilizaron el mismo efecto, usar unas gafas de leer para explicar por qué una imagen es tan grande, es solamente un primer paso en la tentativa de la ampliación selectiva de imágenes cinematográficas.
El primer primer plano propiamente dicho, que no involucraba a los personajes de la película mirando a través de objetos, y cuya única función era mostrar a los espectadores un elemento de la historia en un mayor detalle, fue obra de nuevo de George Albert Smith. En 1901, rodó el film “The Little doctor”, que se ha perdido, pero que él mismo volvió a grabar en una nueva versión dos años más tarde, con el título “The sick kitten”, el gatito enfermo. En esta película, podemos ver una habitación, dos niños y un gato, en un plano largo. A continuación, Smith corta a un primer plano del gatito, para mostrar en detalle cómo se toma una cucharada de medicina. En esta ocasión, nadie está mirando a través de una lupa o de un telescopio, ni nada parecido, simplemente Smith decidió que estaría más claro y sería más divertido para los espectadores ver la acción a mayor tamaño y con todo detalle.
A los realizadores de cine de principios del siglo XX les preocupaba que cortar de repente una escena para introducir un detalle en primer plano podía provocar el rechazo de los espectadores, que estaban acostumbrados al teatro, en el que la acción transcurre a una distancia constante. Smith demostró que ése no era el caso. El cine no era el teatro, la relación entre ambos se había roto, y así el énfasis y la proximidad íntima que sólo el cine puede lograr habían nacido. De este modo, el cine se distanciaba del teatro, ofreciendo nuevas posibilidades expresivas que en el teatro eran imposibles.
Después de esto, muchas de las más memorables imágenes del cine mundial han sido primeros planos, como en “El acorazado Potemkin”, o los primeros planos del rostro de la actriz protagonista en “La pasión de Juana de Arco”, de Dreyer, o de Elizabeth Taylor y Montgomery Clift en la película “Un lugar bajo el sol”, y así muchos otros.
Además, los primeros planos de los actores y actrices provocaron que éstos se convirtieran en estrellas, que los espectadores reconocían al instante y a los cuales comenzaron a adorar.
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